¿Por qué es importante el culto? (Parte 1)

Por Pastor Miguel Ángel Núñez

Las personas que asisten a la iglesia, asisten cada vez con menos frecuencia. Las personas que solían asistir todas las semanas ahora asisten 3 veces al mes. Las personas que iban dos veces al mes ahora se presentan una vez al mes. Y los asistentes que solían venir al culto una vez al mes se presentan solamente para fechas como navidad y confirmación. Se puede culpar a la pandemia, algo hay de cierto, pero esto lo vengo viendo hace varios años.

Como pastor no hago un seguimiento exhaustivo de la asistencia de cada uno de manera individual, pero dado que cada culto en Osorno tiene entre 20 a 50 personas, generalmente se nota cuando falta alguien. Mi sensación es que tenemos más miembros de la iglesia que asisten cada vez con menos frecuencia. Esto no pretende ser un escrito que lleve a la culpabilidad o cualquier otro tipo de legalismo. Tampoco está dirigido a personas que buscan información sobre la fe cristiana o la vida en la iglesia. Este artículo está dirigido a personas que siguen a Jesús, que son miembros de su cuerpo y que buscan vivir como sus discípulos. 

Durante esta y las próximas semanas escribiré mis reflexiones desde la Palabra de Dios por las que el culto regular es importante. 

El culto es importante para la comunidad cristiana

Unas semanas antes de que una hermana de nuestra iglesia se fuera de este mundo para estar con el Señor (por respeto a su memoria no indicaré su nombre), mientras estaba en su habitación, agarró mi camisa clerical y me acercó a su cara y me dijo: “Dígale a los hermanos de iglesia que los extraño». Ella no había podido ir al culto por sus «achaques» de su enfermedad y posteriormente por la pandemia. No fue el hermoso órgano de nuestra iglesia, ni la gran cantidad de actividades que tenemos, ni lo bien o mal que le caía el pastor de turno, vino al culto porque era miembro del cuerpo de Cristo, quería escuchar la Palabra de Dios y por lo tanto, estaba conectada con todos los demás miembros como hermanos. Ella nos necesitaba y nosotros la necesitábamos a ella. Cuando faltaba aquella hermana se notaba.

Hermano y hermana que lees este escrito ¡Alguien importante para la iglesia falta cuando tu no estás!

Hebreos 10:24-25 dice lo siguiente: «Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca«. Cuando nos presentamos a adorar a Dios con otros creyentes, nos estimulamos mutuamente en torno al Señor.

Hay algunas antiguas preguntas y dudas habituales. «¿Qué estoy ganando con estar en el culto?» «No tengo nada valioso que traer al culto», «Nadie se da cuenta cuando estoy allí o no». ¡Esas viejas preguntas o dudas no son ciertas! Cuando nos presentamos a adorar con otros, estamos, entre otras cosas importantes, valorando a los demás.

Quién sabe la cita divina que Dios tiene para ti un domingo por la mañana cuando entras o sales del templo. O tal vez un encuentro inesperado cuando estás sentado junto a alguien durante el tiempo de oración. O tal vez sea una misión que Dios te ha dado en el culto, reconocido o no reconocido por los demás.

Vuelvo a reiterar: Hermano y hermana ¡Alguien importante para la iglesia falta cuando tu no estás!